La Policía
Militar
Estrategia de campaña y un motivo para la protesta
social
Carlos Roberto Pineda
Sociólogo
San Pedro Sula, 22 de noviembre de 2013
En
el período del “silencio electoral”, previo a las elecciones del 24 de
noviembre, haré un poco de ruido analizando una de las estrategias de campaña
electoral y lo que ello implica para el pueblo hondureño.
En
Honduras se desarrolló una contracampaña por parte del candidato del Partido
Nacional (PN), que es el candidato del gobierno, consistente en una estrategia
que promovía la militarización y, por otro lado, desacreditaba a los
contendientes buscando manipular la intención de voto. Su campaña se basó en
dos factores o precondiciones: 1) Las encuestas de percepción que describen a
los militares como una de las instituciones mejor evaluadas; 2) La creación de la
Fuerza TIGRES y la Policía Militar del Orden Público, en mayo y agosto de 2013,
respectivamente, respaldado por la percepción ciudadana.
La
tasa de seguridad (“El Tasón”) que eliminó las tasas municipales permitió
nuevos y muchos recursos al gobierno para la reducción de la violencia. Sin
embargo, volvió inoperante a la Policía Nacional, elevando la tasa de
homicidios de manera sospechosa.
En
ese momento es que aparece la propuesta de Juan Orlando Hernández (JOH) de una
Gendarmería como la de Chile y le denominó Policía Militar, que sería la tabla
de salvación contra la delincuencia y el narcotráfico y, por otro lado, sin
decirlo por supuesto, para promover su propia candidatura. Los dirigentes
políticos y asesores de la campaña nacionalista interpretaron lo que el pueblo
percibía y vieron como una oportunidad presentar la creación de la Policía
militar como tema principal de campaña. Valerse de las expectativas crecientes de
una mayor seguridad por parte de las y los ciudadanos, en medio de tanta
violencia, y aprovecharlo políticamente, es indignante.
JOH,
candidato del Partido Nacional, no cree en los valores democráticos porque
enaltece el militarismo al extremo descarado. Más aún, su objetivo oculto, y de
quienes lo rodean, al impulsar la Policía Militar, parece ser el de criminalizar
y reprimir la protesta social para tener mayor control y mantenerse en el poder.
¿Por qué están tan seguros los dirigentes
nacionalistas de ganar las elecciones? Acaso es la estrategia de repetir y
repetir hasta que la gente lo crea y vote por ellos. O es que a pesar de la
intención de voto adversa y de algún modo u otro siempre ganará mediante algún
artificio. Una frase de Joseph Goebbels, Ministro de Propaganda de la Alemania nazi,
está en correspondencia con esa estrategia: “Una mentira repetida mil veces se
convierte en verdad”.
La
publicidad del PN le vende un candidato-producto a un mercado electoral de más
de cinco millones de electores. Es una estrategia del marketing político: una
forma sugestiva de vender la imagen de su candidato utilizando elementos
emotivos, partidarios, culturales y patrióticos que se vuelven sensibles a la
intención de voto. Una manera de manipulación mediática, como muchas en la
historia política del país.
Muchos
repiten, los profesionales especialmente, que JOH ganará. Es el resultado de una
estrategia para generar miedo e impotencia en el electorado, a fin de
provocarle un desinterés en ejercer el sufragio por otro candidato o candidata
de su preferencia. Es el resultado del marketing político que hace uso de
cierta sicología conductista y manipuladora. En el marco de esa misma estrategia,
el candidato oficialista apela al sentimiento “cachureco” de las y los
nacionalistas, buscando recuperar los electores perdidos tras el Golpe de Estado
de 2009, en el cual JOH participó directamente.
Con cierta
impotencia y realismo, la excomisionada de policía, María Luisa Borjas,
denunció en octubre que “La policía militar es una réplica del batallón 3-16,
que servirá para reprimir al pueblo, perseguir a los líderes sociales, ya lo
dice el creador de esta policía militar –Juan Orlando Hernández- , que hará lo
que tenga que hacer, no importa que la gente se muera de hambre, él llegara al
poder”. (Diario El Articulista, 2013)
A
pesar de todas las críticas, el candidato nacionalista ha defendido la creación
de la Policía Militar, los Tigres y otras fuerzas policiales. Dichas unidades fueron
creadas con disciplina militar e ideología contrainsurgencia. Llámese hoy en
día contraresistencia.
Una carta que congresistas estadounidenses
enviaron, recientemente, al secretario del Departamento de Estado, acusa y
denuncia a JOH de concentrar el poder, realizar una campaña desigual y, en
general, de no haber en Honduras las condiciones mínimas para un proceso
electoral libre y transparente.
En
meses pasados los candidatos firmaron diversos pactos. Uno de ellos buscaba un compromiso
para una campaña limpia, pero JOH no asistió. Envió una representante. Tampoco
firmó otro pacto por la seguridad organizado por la Comisión de Reforma de la
Seguridad, que promueve la conducción civil de la policía y el ejército. No lo
firmó porque JOH, más bien, cree en el fortalecimiento y protagonismo de la
FFAA y en la conducción militar de la policía.
Honduras,
antes una democracia degradada, vivió un golpe de estado en 2009 y elecciones
irregulares ese mismo año, donde fue electo el actual presidente. Posteriormente,
en las elecciones internas de 2012 hubo denuncias de fraude contra JOH por
parte de su compañero de fórmula actual, Ricardo Álvarez. Y las elecciones
generales próximas no están exentas de tensión, violencia y denuncias. Todas
esas situaciones son características de un sistema político antidemocrático, que
se sostiene por el uso de la fuerza. La Policía Militar es la más reciente de esas
fuerzas y que fue y es utilizada como estrategia de campaña, dando sus primeros
pasos como órgano represor en las últimas semanas.
A lo anterior, se suma la postura de los grandes
medios de comunicación de cobertura nacional y autodenominados independientes, que
desde el inicio de la actual campaña se alinearon con el candidato del PN. Es
evidente la postura de algunos de esos medios escritos y televisivos al haber enaltecido
la imagen del candidato nacionalista y, a la vez, mostrar la información que
desacreditaba a otros candidatos, sobre todo al Partido Libertad y Refundación (LIBRE)
y al Partido Anticorrupción (PAC) por ser nuevos partidos y amenazas directas
al bipartidismo.
El
sistema electoral hondureño es incapaz de detener la desigual relación de
fuerzas. El Tribunal Supremo Electoral lo dirige un representante del partido
de gobierno. Esto, junto a las acciones abusivas y antidemocráticas del
candidato nacionalista hace pensar en la falta de transparencia al momento de
brindar los resultados públicos de las elecciones.
El mecanismo electoral para elegir a las autoridades,
en un contexto de represión y autoritarismo, puede convertirse en una farsa
legitimadora del status quo; en el mecanismo idóneo y fraudulento de la oligarquía
para mantenerse en el poder de manera permanente. Y la Policía Militar jugará
un papel importante en ese propósito. Como consecuencia, la democracia política
estará lejos de realizarse en Honduras.
Una
vez pasadas las elecciones, la abolición de la Policía Militar podrá
convertirse en un motivo de lucha de las organizaciones sociales entre ellas
las organizaciones de mujeres que fueron las que lideraron, hace casi veinte
años, la eliminación del servicio militar obligatorio. Será una tarea ardua y
dolorosa, porque los militares-policías se opondrán reprimiendo a la oposición
en las calles.
Referencia bibliográfica:
Diario El Articulista. (14 de Octubre de 2013).
Obtenido de http:diarioelarticulistahn.blogspot.com
Imágenes:
Propaganda Nazi
Policía
Militar
15 de septiembre de 2013
Policía
Militar
15
de septiembre de 2013
Fuerza
Tigres
8
de mayo de 2013
Policía
Militar
15
de septiembre de 2013
Represión durante el Golpe de
Estado
30 de julio de 2009
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