Contra
el fraude electoral.
Por
un cambio de gobierno en Honduras.
Carlos Roberto Pineda
Sociólogo
Máster en Demografía y Desarrollo
Sersocius.blogspot.com
27 de noviembre de 2021
Desde hace unos dos
meses se viene observando cada vez con mayor fuerza una actitud de hastío hacia
el gobierno nacionalista y, a la vez, una opinión favorable al cambio. Esto se
traduce en una intención del voto a favor de la oposición política, representada
en una unidad electoral entre el Partido LIBRE, Partido Salvador de
Honduras y PINU-SD. Y más recientemente, con la incorporación de otras fuerzas políticas
que sumarán votos mañana, 28 de noviembre.
El cambio
de gobierno parece inevitable. Cabría preguntarse por qué hemos llegado como
nación a esta urgencia, casi existencial. En palabras directas: ¿Por qué ganará
la oposición ante el régimen autoritario, establecido por la fuerza de las
armas, fraudes electorales y control mediático desde el golpe de Estado de
2009?
Argumentos
y descripciones que responden la pregunta.
1. El deterioro
de las condiciones de vida de la mayoría de la población como producto de las
medidas neoliberales de los últimos doce años, acentuada por los efectos de la
pandemia COVID-19 y las tormentas tropicales ETA e IOTA de noviembre de 2020.
Según
un informe reciente del Instituto Nacional de Estadísticas (INE) la pobreza en
Honduras se incrementó en más de tres puntos entre 2020 y 2021, alcanzando al
73.6% de la población. Aunque el INE se retractó al siguiente día de su
publicación (Tiempo, 10 de noviembre de
2021),
probablemente por orden de casa de gobierno que ve un riesgo para su
continuidad cualquier información que muestre la situación real del país: amplios
sectores han quedado excluidos del acceso a medios de vida, educación, salud, servicios
básicos, empleo, salario digno, entre otros.
2.
La corrupción desbordada en todos los sentidos. Es muy conocido el caso del
saqueo del Instituto Hondureño de Seguridad Social, pero la lista es larga y abarca
una variedad de instituciones. La Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ), haciendo referencia al Índice de percepción de
corrupción 2020 de Transparencia Internacional (TI), resume que “Con 24 puntos
en el índice, dos puntos menos que 2019, el país cayó 11 escalones en la
clasificación mundial, por lo que se sitúa en el número 157 de 180 países y
territorios incluidos en la evaluación” (ASJ, 2021).
3. La
violencia generada por el crimen organizado y la delincuencia común se ha
incrementado. A pesar de los datos oficiales sobre la disminución de la tasa de
homicidios, abundan los hechos violentos, control de barrios y comunidades por
las pandillas, extorsión y venta de drogas con la colusión de la policía, hacen
que las hondureñas y hondureños se sientan cada vez más inseguros.
4. Las instituciones
de seguridad y justicia no cumplen con mandatos básicos. Según el informe 2021
de Human Rights Watch, en Honduras “Hubo escasos avances en los esfuerzos
para reformar las instituciones responsables de brindar seguridad pública. La
actuación del poder judicial y la policía, instituciones donde la corrupción y
los abusos son generalizados, sigue siendo en gran medida ineficaz” (HRW, 2021).
5. La
pérdida de confianza del gobierno estadounidense hacia el gobierno hondureño
por los señalamientos o acusaciones de asociación con mafias o grupos delictivos.
Un hecho contundente es el enjuiciamiento y condena por narcotráfico de Juan Antonio
Hernández, hermano del presidente Juan Orlando Hernández. El Partido de
gobierno mantiene amplias redes clientelares en las instituciones del Estado, situación
que lo vuelve propenso a actuaciones ilegales.
6. El
candidato nacionalista no genera simpatías más allá del voto tradicional. Su arraigo
electoral se centra en el Distrito Central, donde es el actual alcalde. Fuera de ese territorio, es prácticamente desconocido. Su discurso es bien
simple, además de otras características de imagen que no le favorecen en una estrategia
de mercadeo político.
7. El
debilitamiento de la estructura partidaria del Partido Nacional, por el
descontento producido producto del fraude en las últimas internas de marzo de
2021 o por el alejamiento de un sector honesto de dicho partido que se
avergüenza por la degradación y el nivel moral tan bajo que han caído sus
autoridades partidarias y sus representantes en diferentes niveles del gobierno
y en los demás poderes del Estado: el congreso y el poder judicial.
8. La industria extractivista ha depredado grandes áreas de bosques y tierras cultivables trayendo como consecuencia la afectación de las fuentes de agua y contaminación de los ríos, pero sobre todo el desplazando por la represión hacia las poblaciones asentados en esos territorios. Las ZEDES (o ciudades modelos) vienen a contribuir a la pérdida del territorio nacional y expropiación de propiedades particulares y comunales. Miles de familias ya enfrentan esa realidad.
La historia reciente indica que el Partido Nacional ganaba cada dos elecciones y se mantenía sólo un período en el gobierno. Ya lleva tres períodos consecutivos. El primero fue coyuntural en 2009, derivado del desmembramiento del Partido Liberal como consecuencia del golpe de Estado en el que participó contra el presidente de la República de su propio partido. Las otras dos elecciones con amplias pruebas de fraude electoral y consecuente movilización ciudadana y represión policial y militar.
El Partido Nacional no pudo mantener el gobierno en un segundo mandato consecutivo debido
a sus políticas económicas neoliberales que eran y actualmente son abiertamente
impopulares. Entre algunas medidas y actuaciones de los gobiernos nacionalistas
se identifica: la devaluación de la moneda, aumento de los impuestos, aumento
desmedido a los servicios públicos, militarización, corrupción a gran escala,
autoritarismo, manipulación de la opinión pública con la compra de periodistas,
dueños de medios de comunicación y de líderes sociales (sindicalistas,
campesinos, etc). El desgaste para el partido gobernante es casi inmediato.
A pesar de
sus programas asistencialistas manejados políticamente, el Partido Nacional no
logrará aumentar o mantener la preferencia de los electores. Según varios
informes recientes de sondeos de intención del voto, el Partido de gobierno perderá
las elecciones.
El
partido Nacional podría ganar la elección si sucede lo siguiente:
1.
Si realiza una compra masiva de
votos con fondos públicos o de origen ilícito. Podría comprar con cierta
facilidad al voto resentido del propio partido o de otros partidos,
categorizados como voto indeciso (o que no vota).
2.
Si manipula el voto cambiando las
actas físicas, una digitación mal intencionada o la aplicación de algún
algoritmo que favorezca al candidato de gobierno.
Si un gobierno fraudulento se concreta, desde luego
ilegal e ilegítimo, recibirá el repudio del pueblo hondureño y de la comunidad
internacional. Por supuesto, cuatro años más de sufrimiento para la mayoría de
la población: aumento de la pobreza, violencia, problemas psicosociales de
diversa índole, desapego y desesperanza. La consecuencia inmediata será el
aumento del desplazamiento y migración.
Salvo que los militares
se confabulen con los políticos de turno (llámese Partido Nacional) en la defensa
de un nuevo fraude electoral, similar a los ocurridos en 2013 y 2017, todas las
respuestas descritas al principio refuerzan la convicción que el cambio de
gobierno en Honduras es inevitable. Si es así, debemos celebrarlo.
Referencias bibliográficas.
Asociación para una Sociedad más Justa (ASJ) (2021). Honduras registra su puntuación más baja en ocho años en el Índice de Percepción de Corrupción de Transparencia Internacional. https://asjhonduras.com/webhn/honduras-registra-su-puntuacion-mas-baja-en-ocho-anos-en-el-indice-de-percepcion-de-corrupcion-de-transparencia-internacional/
Human Rights Watch (HRW). (2021). Informe mundial 2021. https://www.hrw.org/es/world-report/2021/country-chapters/377435
Tiempo (10 de noviembre de 2021). INE se retracta: ahora dice que pobreza en Honduras en de 54%. https://tiempo.hn/ine-pobreza-en-honduras-se-retracta/
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