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viernes, 16 de noviembre de 2012

La campaña electoral y la intención de voto

La campaña electoral y la intención de voto
Elecciones internas de 2012 en Honduras




Carlos Roberto Pineda

Sociólogo

                                                                                                                    sersocius.blogspot.com

16 de noviembre de 2012
San Pedro Sula, Honduras.



Introducción.


En el mes de mayo de 2012, inició formalmente el período de campaña de los partidos políticos en Honduras. Sin embargo, desde inicio de año los candidatos a cargos de elección popular estaban ansiosos y se atrevían a realizar diversas acciones proselitistas en forma abierta, que fueron consideradas por todos como el inicio informal de la campaña electoral.

Varios meses después, el Tribunal Supremo Electoral hizo público los candidatos y movimientos internos de cada partido que reunían los requisitos para participar en el proceso electoral primario de noviembre de este mismo año. El 29 de septiembre, los partidos políticos entraron en una dinámica más abierta de sus campañas internas.

Son dos los momentos en el proceso electoral en Honduras. La elección interna o primaria, que se realizará el 18 de noviembre de 2012, para elegir candidatos o candidatas que representará a cada partido en los niveles de presidencia, congreso y alcaldías. Sin  embargo, en algunos partidos nuevos no habrá competencia para elegir al candidato presidencial, porque presentan un solo candidato o candidata. Salvo en el Partido LIBRE que presenta candidatura única para la presidencia, pero con elección interna para las alcaldías y el Congreso de la República. El segundo momento será la elección general, el 10 de noviembre de 2013, cuando se enfrenten los partidos políticos para elegir, por cuatro años, a las autoridades o representantes en los niveles ya indicados.

La preferencia en la intención de voto de los electores no siempre se mide por la intensidad de la campaña de alguno de los candidatos. Hay otros factores como el cambio en la cultura política por ejemplo, que pueden influir en la mayor o menor simpatía política hacia determinados candidatos o partidos. O bien, una campaña intensa, orientada a las emociones, representaciones culturales o elementos de identidad partidaria, que muevan al elector hacia una opción política en particular. 

Con el presente artículo se pretende en primer momento, reflexionar brevemente sobre algunas estrategias utilizadas por los partidos políticos y sus candidatos, durante el proceso de campaña electoral. En segundo momento, comparar los resultados ofrecidos por dos empresas encuestadoras sobre la intención de voto en las elecciones internas de 2012. No se analiza el impacto de la campaña en la intención de voto. Ese podrá ser el objetivo de un estudio posterior.

Aquí se prioriza la reflexión sobre la campaña electoral y la intención del voto hacia las o los candidatos presidenciales de cada partido con posibilidades reales de ganar la elección interna o ser un candidato o candidata relevante para las elecciones generales el próximo año. También, se toma en consideración a un nuevo partido que, aunque no participa en la elección interna, tiene una aceptación importante según encuestas. Los partidos son: Partido Nacional (PN), Partido Liberal (PL), Partido Libertad y Refundación (LIBRE) y Partido Anticorrupción (PAC).


1.    La campaña electoral.
Las campañas durante los procesos electorales son un factor importante en la influencia sobre la intención de voto. Algunos estudios en distintos países de América Latina indican que las campañas electorales que tienen resultados favorables son aquellas que se centran no en los planteamientos ideológicos o programáticos de sus respectivos partidos políticos, sino las que enfatizan y promueven el “candidato-producto”, haciendo uso de técnicas del marketing político centradas en la persona y “claves de familia” (Beaudoux). Los aspectos estéticos y simbólicos son cuidadosamente pensados y elaborados de tal forma que tengan un impacto en la valoración del elector al momento de ejercer el sufragio.

Sin embargo, Honduras por haber enfrentado un golpe de Estado en 2009 presenta características particularmente especiales. Las expectativas de cambios institucionales son crecientes, a raíz de problemas agudos que afectan a la población, tales como: desempleo, inseguridad, narcotráfico, corrupción y pobreza. El quiebre institucional y legal fue el detonante para pensar un país distinto y verlo como una oportunidad histórica de transformación social. Por ahora se refleja en la intención de voto, independientemente de la exactitud de las encuestas, de quien sea el favorecido o a pesar de la persistencia del tradicionalismo político.

El Partido Nacional y el Partido Liberal, que representan el tradicionalismo político, han tenido una mayor exposición a la audiencia a través de sus campañas mediáticas que otros partidos. Ha habido poco espacio para LIBRE en los medios de mayor audiencia. Eso dice mucho sobre la correlación de fuerzas e intereses en juego.

Hay varios sectores que podrán incidir en esa correlación y decidir el triunfo de un candidato o candidata, en el proceso electoral interno de 2012 y en la elección general de 2013. Esos sectores son, entre otros: las mujeres organizadas, jóvenes, garífunas, maestros, campesinos, obreros, sector informal de la economía, empleados públicos, la comunidad LGTB[1] y aquellos profesionales de estratos medios, que nunca han manifestado interés por la política.

El Gobierno y el Congreso Nacional, ambos presididos por el Partido Nacional, parece que han convencido una parte del liderazgo garífuna. Este grupo étnico afrocaribeño ha sido utilizado y engañado por los distintos gobiernos. Aún así, tuvieron una mayor preferencia por el Partido Liberal posiblemente después de la represión sufrida durante el gobierno de Tiburcio Carías Andino o desde el gobierno de Ramón Villeda Morales[2]. Otro sector Garífuna simpatiza o participa  con la Resistencia y el Partido LIBRE. Sin embargo, aunque ha perdido simpatía y filiación, el Partido Liberal podría seguir siendo mayoría entre los garífunas.


Con el inicio de la campaña abierta y el acercamiento a la fecha de la elección, comenzó a verse muchas caras de preocupación. Ya habían esperado un "cupo" para participar en la contienda electoral. Ahora muchos hacen cálculos, económicos, de simpatía o de aceptación, que les muestre el momento de realización de sus sueños de ser importantes en el ámbito público, de recibir el reconocimiento que siempre debieron tener por sus talentos, éxitos personales, servicios voluntarios a la comunidad o simplemente por ego. En fin, siempre habrá una razón del porqué deben participar, además del derecho que tienen de optar a un cargo público de elección popular. Si sus aspiraciones políticas inmediatas se ven frustradas, buscarán algún puesto público no eleccionario, siempre y cuando otros u otras no se los impidan.

Hubo una diversidad de expresiones en la campaña que recién terminó. Rostros maquillados ("rejuvenecidos"), sonrisas amplias, besos, saludos frecuentes en lugares públicos, palmadas en el hombro, disposición a exponerse ante los medios para "robar cámara" y hacerse de una imagen. Algunos querían ganar la simpatía del electorado con las mismas estrategias publicitarias, excentricidades o trivialidades como la usada por el de los "chocollos" o el uso de las canciones de moda.

La necesidad imperiosa de las y los candidatos es mostrarse, para que lo consideren al menos como una opción y recordarles aunque sea fugazmente. Al líder o lideresa le interesa que piensen que inspira y que moviliza gente. Una verdadera actuación social. Es todo un evento de ponerse en escena aunque no lo hayan invitado. Aunque no fuera parte del guión teatral. La sociedad del espectáculo se concretizó en Honduras.

Desde el principio hasta el final de la campaña mediática no hubo insultos. Pero en la última semana candidatos nacionalistas acusan de injerencia al gobierno por favorecer a su candidato favorito, Juan Orlando Hernández. No obstante, después de las elecciones internas, la efervescencia política crecerá aún más y se irán tensando las relaciones pero entre los candidatos electos de cada partido.

Por esta vez, los líderes políticos de barrio, "las bases" de los partidos tradicionales tuvieron en sus manos la oportunidad de pedir mejor trato o negociación. Es probable que hayan exigido un puesto público o mejores salarios como recompensa. En esa tradición política podría incrementarse la clientela política, en caso de un triunfo a penas inicial, dentro del propio partido en la elección interna. Será en noviembre de 2013, en la elección general, cuando los partidos políticos se enfrenten directamente. Se espera que la tensión sea mayor, lo que generará una participación masiva.

Hace varios meses, previo a su inscripción ante el Tribunal Supremo Electoral, los partidos políticos hicieron movimientos estratégicos en sus planillas al presentar figuras públicas de toda procedencia. Para el caso, el Villedismo buscó mejorar su simpatía política escogiendo una figura empresarial como candidato a la alcaldía de San Pedro Sula, con el lanzamiento de Roberto Contreras.
                                                                                               
Mientras que el Partido Nacional presentó la adhesión de varios deportistas, periodistas y empresarios con alguna tradición en sus filas. El Partidido LIBRE presentó a Juliette Handal, ex nacionalista y empresaria, como candidata a designada presidencial. Es probable que ella cumpla el papel de garante de la libre empresa en un futuro gobierno de Xiomara Castro. Sin duda, la candidata de LIBRE hacía un movimiento estratégico en su campaña. Con Handal, quería dar tranquilidad a los empresarios y ganar simpatías en un amplio sector que tiene recursos e influencias. Cuando se trate de profundizar las reformas políticas y económicas una vez que este partido llegara al gobierno, la presencia de esta empresaria le podría generar conflictos internos.

Una vez terminada la campaña, el “silencio electoral” genera gran expectativa sobre quien será beneficiado por la decisión de voto de los electores.

2.    La intención del voto.
El sondeo de opinión pública presentado por el ERIC (Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación / Compañía de Jesús) en enero de 2012, denominado Percepción sobre la Situación Hondureña en el año 2011(ERIC-UCA, 2012), generó controversia sobre todo en la población que milita con el Frente Nacional de Resistencia Popular.

El resultado era que los partidos tradicionales lideraban la preferencia electoral y esa intención se ha mantenido, según los nuevos sondeos. Hay que entender que hemos vivido dentro del bipartidismo político por más de cien años y el cambio repentino en los idearios políticos suelen ser traumáticos para la militancia y simpatizantes.

En el siguiente gráfico se observa la preferencia electoral que había en aquel entonces.

Gráfico 1
  Fuente: ERIC/UCA: Percepción sobre la situación hondureña en el año 2011.  

Una situación que se reconfirmaba en dicho sondeo, con relación a otros, tiene que ver con la repuesta a la siguiente pregunta: ¿qué representan los nuevos partidos para Honduras?. Las respuestas fueron: el 64.5 por ciento manifestó que los partidos representaban más de lo mismo; el 30.9 por ciento que representaban cambios y el 4.6 por ciento contestó que no sabía. Tal panorama de opinión podrá verse como muy adverso a los nuevos partidos políticos; sin embargo, al no haber otras opciones de organización y participación política, las y los ciudadanos, aunque no todos, terminan aceptando el mecanismo eleccionario a través de los partidos políticos. Pero claro está que el sistema de partidos enfrenta una crisis de legitimidad. También la enfrentan la Policía, el Congreso Nacional, el Poder judicial, el gobierno y, en general, las autoridades. Hay una percepción ciudadana de que estas instituciones son corruptas. Hay una desconfianza muy amplia. Así lo han revelado, durante varios años, los estudios realizados por el Consejo Nacional Anticorrupción y Transparencia Internacional.

Según el mismo sondeo, LIBRE y PAC prácticamente eran partidos políticos desconocidos por la población a finales de 2011. Pero, con los meses esa situación cambió en la medida que realizaban los trámites y cumplían requisitos para su inscripción en el Tribunal Supremo Electoral como nuevos partidos políticos. Los medios de comunicación los daban a conocer al darle seguimiento a dicho proceso. 

En lo que sigue, se ofrecen varios gráficos y cuadros de las encuestadoras Cid Gallup patrocinado por un Diario (La Prensa, 2012) y Paradigma (Encuestadora Paradigma, 2012), aparecido en un campo pagado en el mismo medio y en su página web. Los datos de ambas encuestas son muy distintos. La comparación que se hace es para visualizar las tendencias en la intención de voto, sin dar la razón a ninguna.

Para este análisis, por estar identificados intencionalmente con un candidato, se descartó a tres diferentes encuestas, Realímetro, Ideas y Desarrollo Gerencial y la realizada por la Encuestadora Opinión y Análisis, aparecidas en campos pagados en diferentes medios impresos.


Según los datos de Cid Gallup, entre mayo y octubre, el PN se mantuvo estable entre un 35 y 34 por ciento en la intención de voto. El PL, se movió de un 25 a 27 por ciento, en el mismo período. Sin embargo, LIBRE creció en un cien por ciento, aumentando de un 8 a 16 por ciento en la intención de voto.

Gráfico 2                                                              Gráfico 3
                                                                                 
       
                          Encuesta Cid Gallup, La Prensa, 23 de mayo de 2012.                                   Encuesta Cid Gallup, La Prensa, 2 de octubre de 2012.  


                                           Gráfico 4
                            Encuesta Cid Gallup, La Prensa, 2 de octubre de 2012.  


A nivel de candidatos por partido, se observa que en el PN había un empate técnico entre sus tres principales corrientes internas. En el PL, Yani Rosenthal superaba a Mauricio Villeda por cuatro puntos. Si esa tendencia se mantiene hasta el día de las elecciones, entonces se rompería la constante de que la familia Rosenthal no haya podido antes ganar una elección interna dentro de su partido[3].

Cuadro 1                                                                                      Cuadro 2
Encuesta Cid Gallup, La Prensa, 2 de octubre de 2012.                                                           Encuesta Cid Gallup, La Prensa, 2 de octubre de 2012.  


Por otro lado, según la última encuesta de Paradigma publicada el 16 de octubre, Xiomara Castro, de LIBRE, avanzaba en primer lugar en la intención de voto; Salvador Nasrala,  de PAC, retrocedía al tercer lugar; y, Ricardo Álvarez, del PN, se reubicaba mejor en un segundo lugar. Yani Rosental y Mauricio Villeda, del PL; y, Juan Orlando Hernández y Miguel Pastor, del PN, parecían no ser competencia para Xiomara Castro. Sin embargo, al agrupar los porcentajes de los candidatos según partido político, tendremos un panorama distinto si se comparan candidatos indistintamente del partido al que pertenezcan.

Así pues, esta encuestadora ofrece datos en el que LIBRE se ha ubicado con distintas preferencias de los electores en cuatro momentos, entre julio y octubre. Se movió en la intención de voto desde un 24 al 30 por ciento. El Partido Nacional, por su parte, obtuvo 22.5 por ciento en el primer momento y aumentando hasta un 31.1 por ciento en la intención de voto. A inicios de septiembre había un empate técnico entre el PN y LIBRE, pero a finales de ese mes, el PN ganaba por una diferencia de cuatro puntos porcentuales. Aunque según los datos de la última encuesta de Paradigma del mes de octubre, tal diferencia se redujo al crecer LIBRE en la intención de voto, causando nuevamente un empate técnico.


El PL en esta encuesta se movió de un 11 a un 14.25 por ciento, en los mismos momentos de la medición de la intención de voto. Lo atípico en esta encuesta es el comportamiento de los que dijeron votar por ninguno, presentando una tendencia de caída rápida, desde un 20.5 a 6.0 por ciento en cuatro meses de campaña.


Gráfico 5
En base a resultados de la Encuestadora Paradigma. Julio 2012.         


 Cuadro 3
 Preferencia para presidente a nivel nacional, según partido político y candidata o candidato.
Septiembre-Octubre de 2012 
Reelaboración propia en base a datos de la Encuestadora Paradigma (http://encuestadoraparadigma.com). 

Con los datos presentados, es difícil decir que encuestadora está mintiendo o diciendo la verdad. Eso se sabrá el mismo día de las elecciones internas. 

Lo destacado en ambos resultados, es que un nuevo partido (LIBRE) busca abrirse paso creciendo en la intención de voto, disputando y recuperando un espacio que los partidos tradicionales han perdido, producto del golpe de Estado de 2009. LIBRE no era parte del escenario partidista antes de ese hecho político.

Probablemente, después del 18 de noviembre del presente año ya no se hable de bipartidismo, sino de tripartidismo. Y después de noviembre de 2013, es probable también hablar de multipartidismo, esto es “cuando los partidos son varios y cabe considerar la posibilidad de cierta alternancia en el poder entre ellos, la formación de coaliciones, etc” (Arnoletto, 2007). En ese sentido, un cuarto partido, el Partido Anticorrupción es probable que dispute y logre un porcentaje significativo en las elecciones generales.


Conclusiones.
1) La preferencia electoral parece estar influenciada por las consecuencias del Golpe de Estado de 2009. Este hecho político-militar que, tuvo resultados imprevistos para quienes lo propiciaron, junto a las condiciones de crisis económica y social, favorece a los nuevos partidos políticos, afectando al bipartidismo, representados desde hace más de cien años por los partidos Liberal y Nacional, sin hacerlos retroceder ya que se nutren de nuevas fuerzas. Representan juntos la mayoría electoral hasta el momento, en la intención del voto. Aunque siguen mostrando sus viejas prácticas, hacen esfuerzos a través de los medios de información que les favorecen y la movilización de sus simpatizantes buscando mantener o recuperar el voto duro o tradicional de las familias, incluyendo los nuevos votantes (jóvenes). 

2) Los partidos tradicionales no se han renovado. Mantienen y afianzan la vieja guardia, aunque hayan incorporado “caras nuevas” en sus planillas. Poner a figuras de fuerte simpatía social, no asegura que políticamente la población se identifique con ellos. Aunque en otros procesos electorales tal estrategia ha resultado efectiva, actualmente, en donde las expectativas de transformaciones sociales profundas son imperativas, los maquillajes publicitarios pierden vigencia y los candidatos-productos son vistos con cierta desconfianza. La población tiene un mayor sentido práctico, sin perder sus ideales. Candidatos del Partido Nacional, y Liberal en menor medida, gustan de esas estrategias desesperadas. LIBRE hace lo suyo buscando equilibrar.
                                                                                                           
3) Los resultados de las elecciones internas, servirán de recurso comparativo. De tal manera, que al sumar los votos de las diferentes corrientes mostrará la fuerza electoral de cada partido. Además, será una medición de fuerzas anticipada ante la elección general de noviembre de 2013. Pero el movimiento interno de cada partido producirá conflictos, decepciones y deserciones y nuevamente la intención de voto comenzará a variar. Nada asegura un triunfo en la elección general al partido que obtenga mayoría de votos en la elección interna.

4) Para el próximo año, se prevé que el panorama político evolucionará de un drama cómico a un drama de intrigas para concluir en una tragicomedia con muchos actores sin ninguna experiencia en política. El guión dramático no es definitivo, se escribe a cada momento y el final será inesperado. Pero de algo hay que estar seguros, que el espectáculo que está por terminar traerá muchas sorpresas. Las y los electores deben hacer mutis[4] por un instante, para pensar y creer que deciden. Al menos, esa es la sensación que deja la democracia electoral.

Bibliografía.
1) Beaudoux, V. G. (s.f.). Campañas electorales: sus efectos en la decisión de voto.

2) ERIC-UCA. (2012). Percepciones sobre la situación hondureña en el año 2011. El Progreso, Yoro, Honduras.

3) Encuestadora Paradigma. (14 de Octubre de 2012). http://encuestadoraparadigma.com/blog/1. Recuperado el 17 de Octubre de 2012, de http://encuestadoraparadigma.com

4) La Prensa. (Mayo y octubre de 2012). Recuperado el Mayo y Octubre de 2012, de http://www.laprensa.hn/

5) Arnoletto, E. J. (2007). EUMEDNET. Recuperado el 10 de Noviembre de 2012, de http://www.eumed.net/dices/listado.php?dic=3





[1]/ LGTB: Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales.
[2]/José Ramón Villeda Morales era el padre de Mauricio Villeda, uno de los actuales candidatos del Partido Liberal.
[3]/ Yani Rosenthal, uno de los candidatos del Partido Liberal en la elección interna, es hijo de Jaime Rosenthal Oliva, quien es un empresario y excandidato presidencial en varias ocasiones.
[4] / Hacer mutis: en dramaturgia significa silencio, pero del actor. En este caso por las y los electores, es decir, el público o audiencia, quienes se acaban de convertir en actores políticos.

miércoles, 18 de enero de 2012

La sociedad del miedo, el Estado y la academia del crimen


Carlos Pineda
Sociólogo

18 de enero de 2012

El miedo, desde una perspectiva sociológica, es una construcción social. Es el producto de las relaciones sociales entre las personas. Es interno y se expresa como un sentimiento de temor; no obstante,  se desarrolla fundamentalmente a partir de la experiencia en nuestro entorno social. En la época que vivimos, el miedo social es el tipo más generalizado de todos los miedos. La violencia, una forma de relación social, ha construido una forma particular de sociedad: la sociedad del miedo.

Desde niños tenemos miedo y lo seguiremos desarrollando toda la vida. Lo enseñaron nuestros padres, personas cercanas y otras personas, en otros ámbitos de acuerdo a nuestras experiencias. El miedo se aprende con la práctica y con el discurso: “El diablo es malo”, “al niño que mienta se le crece la nariz”, “el niño que llora no es hombre”, “el Estado es poderoso”, “La policía es quien tiene las armas”, “el pecado nos lleva al infierno”, etc. La insistencia o repetición hizo que el miedo fuera parte de nuestras vidas. Con el refuerzo, también se aprende el miedo; esto es, acompañado de una sanción o castigo físico, moral o sicológico.

Con frecuencia cometemos el error de considerar el miedo únicamente como algo innato o producto de nuestra naturaleza humana. O como algo necesario para la sobrevivencia de los seres humanos. Ciertamente, en muchos casos obedece a factores sicológicos y a instintos primarios.

Por otro lado, los medios masivos de comunicación, especialmente la televisión y la prensa amarillista, generalizan y aumentan el miedo. También, los mitos y las creencias, como verdades irrefutables, impactan en nuestros miedos. En algunos momentos, puede llegar a expresarse en forma de pánico, angustia, pavor, estrés y silencio. Una población con mucho miedo puede enfermar y puede perder ciertas facultades; además, le quita el hambre, trastorna sus hábitos y rompe las rutinas cotidianas.

El miedo se convirtió en un mecanismo de control social efectivo que utilizaron y siguen utilizando los distintos gobiernos, aunque no siempre con éxito. Generar temor es una de las funciones no explícitas del Estado. Los gobernantes usan la estrategia del miedo para mantenerse en el poder. Restringen y reprimen la movilización social, asesinan o secuestran y desaparecen a sus opositores; limitan la participación de las personas en los espacios democráticos, etc.

La violencia que vivimos los hondureños desde hace dos décadas (Gobierno neoliberal de Rafael Callejas), pero que se ha agudizado en los últimos diez años, ha generado mucho miedo. La violencia ha provocado dos situaciones. Por un lado, ha hecho parecer el miedo como inevitable, como producto de fuerzas externas y alejadas de la capacidad de respuesta policial. Y por otro, el miedo ha contribuido a ver la violencia como “natural”. La población se ha acostumbrado a ella, junto a un sentimiento de resignación.   

La inseguridad es generada por la violencia. Cuando el miedo aumenta es porque percibimos más violencia, por lo tanto, mayor inseguridad. En octubre de 2011, el Observatorio de la Violencia informó que Honduras tenía una tasa de homicidios de 82.1 por cada cien mil habitantes y estimó seguidamente que el año cerraría con una tasa de 86 homicidios. En 2010 fue de 77.5 homicidios por cada cien mil habitantes. La proyección para 2011 fue de 6,753 homicidios, lo que significa un aumento interanual de 514 homicidios. El promedio diario es de 18 homicidios y de 3 homicidios cada cuatro horas. En algunos países desarrollados una sola muerte genera un escándalo. En Honduras apenas nos inmutamos. Sin embargo, no quisiéramos ser víctimas. Eso sí nos da miedo.

Recientemente, entidades públicas y los medios informaron sobre la participación de altos mandos y de mandos intermedios de la policía en diferentes actos delictivos, que van desde el secuestro, extorsión, robo de vehículos, sicariato y narcotráfico. Esto es una prueba de que los ciudadanos estamos indefensos ante la violencia generalizada.

En otro sentido, cuando esos oficiales de la policía fueron formados e instruidos por el mismo Estado para agredir, violentar los derechos fundamentales y generar miedo, comprueba que ese Estado, en su totalidad, no funciona bien, se ha distorsionado y, por lo tanto, merece cambiarlo.

Si una institución tan importante en la concepción del Estado liberal o republicano no cumple su función, es porque las demás no ejercieron el debido control. Significa, que esas otras instituciones tampoco funcionan. Al conjunto de ellas (incluyendo a la Policía), se le llama Estado.

En una perspectiva crítica y con una mirada más amplia puesta sobre las instituciones, tales como: el Congreso Nacional, las Fuerzas Armadas, el Poder Judicial, el Ministerio Público, el Comisionado de Derechos Humanos (ombudsman o “defensor del pueblo”), entre otras instituciones, nos encontraremos con irregularidades, politización, corrupción, abuso, negligencia e irrespeto a las leyes.

¿Qué Estado tenemos los hondureños? Un estado represor, abusivo, clientelar, inoperante y corrupto. Y para muchas voces, estamos peligrosamente ante la presencia de un narcoestado. En este momento Honduras podría reunir los quince criterios que la Oficina de las Naciones Unidas para la Droga y el Delito establece para la existencia de un narcoestado. Si Puerto Rico, un Estado Asociado a los Estados Unidos, está en riesgo de convertirse en narcoestado, que decir de nuestro país (www.elnuevodía.com, 2011).

Por todo lo anterior, muchos tienen miedo. Esa estrategia ha funcionado. Pero no para siempre, ni para todos. Lo pudimos ver y sentir en los meses subsiguientes al Golpe de Estado de 2009. Desde aquellos momentos de gran manifestación y de represión, comenzó a surgir, a nacer o construirse en la población un sentimiento de valor y de fuerza. En niñas, niños, jóvenes y adultos se manifestó la preocupación de cómo superar la crisis y el miedo. La esperanza está en el horizonte, pero hay que luchar por ella. Si el miedo se construye, también se desaprende o desconstruye. “¿Quién dijo miedo?”.

Si la policía requiere una depuración profunda, reforma o la generación de una nueva, el Estado total también lo merece. Porque si no se hace esa transformación del Estado,  pasaran cinco años y tendremos no solamente mayor violencia, sino una situación de mayor crisis social y política que la que tenemos desde junio de 2009.

La Academia Nacional de Policía, es una institución que buscaba la formación teórico-práctica de los policías para velar y asegurar la integridad física de las personas y de sus bienes. Pero los hechos evidencian que se convirtió en la Academia del Crimen. La ANAPO formó policías desde hace mucho tiempo. Habría que investigar si las promociones de los oficiales involucrados en actos delictivos y criminales o la creación de la ANAPO tienen alguna relación directa con el inicio del incremento de la criminalidad en el País.  

El miedo estresante, la inseguridad y la violencia es culpa directa de la policía que no cumplió las funciones asignadas. Siendo la policía parte del Estado, entonces éste en un sentido más general es el responsable y debe resarcir el daño. Porfirio Lobo Sosa, como representante del Estado, lo menos que debe hacer es pedir perdón a todos los habitantes del país que han sufrido directa o indirectamente la violencia; es decir, a los más de ocho millones de hondureñas y hondureños. 

El Estado ha colapsado. Las instituciones no funcionan como debe ser porque están en crisis, la cual se extiende a todos los ámbitos sociales. Aunque la crisis fue llevada del Estado a la sociedad y no a la inversa, ahora la sociedad tiene la responsabilidad de resolverla.

Aquí pierde sentido aquella frase: “Cada nación tiene el gobierno que se merece” (Joseph de Maistre). No tiene sentido, por dos razones fundamentales: los ciudadanos que eligieron a sus autoridades lo hicieron porque creyeron en lo que aquellos dijeron cuando andaban en campaña o por la tradición política trasmitida de padres a hijos, que inspirada en hitos, momentos excepcionales o ideales, consideran a sus partidos y líderes políticos  como lo mejor. Sin embargo, los ciudadanos hondureños fuimos traicionados y llevados a la primera gran crisis política del siglo XXI. Por lo tanto, no nos merecemos el gobierno y el Estado que tenemos.

El Estado fracasado, al igual que el miedo y la Academia del crimen pueden ser superados. Al Estado, hay que reconstruirlo o refundarlo, tarea que puede estar en marcha; el miedo debe desaprenderse o desconstruirse, a través de una educación transformadora y proyectos participativos de prevención social de la violencia; y, la Academia del Crimen (ANAPO) ha de desaparecer para dar paso a una Escuela de Policía Comunitaria, que forme policías que respeten los derechos humanos y rinda cuentas a los ciudadanos y ciudadanas.

El miedo implica menos libertad. La libertad no es dada por la Ley o por la “naturaleza humana”; es un valor que pertenece a la cultura, que es producida socialmente. La libertad es el producto de liberarse, de romper con las ataduras, de rebelarse. Es tener la posibilidad de desarrollar la sociabilidad y las potencialidades humanas.

Las personas serán libres, si aprenden a desenvolverse con autonomía en todos los ámbitos sociales, creyendo que eso lo merecen por su condición humana. Para ello, debe haber un entorno seguro que brinde garantías para su existencia digna, humana. Garantizar la libertad es una necesidad imperiosa y una función del Estado, pero actualmente no es capaz de brindar.

Una educación liberadora puede contribuir a superar el miedo a hablar. A desarrollar la habilidad de opinar y pensar dialécticamente. Una educación en perspectiva histórica, dialógica, teórico-práctica, integral, que identifique lo contradictorio y lo alternativo. En síntesis, que permita pensar la realidad social en movimiento permanente, hacia momentos mejores como producto de la acción consciente y transformadora. Todo esto requiere un compromiso con el país y una actitud optimista y esperanzadora.

La sociedad aprenderá la lección de no confiar ciegamente en los políticos o autoridades y dejar que hagan lo que hicieron sin ningún control desde el Estado. La sociedad debe controlar al Estado (y no a la inversa). Cuando eso suceda, estaremos ante una nueva sociedad: democrática, participativa, deliberativa, vigilante, crítica y propositiva. Y ante un nuevo Estado: respetuoso de los derechos, abierto al diálogo, tolerante, transparente, equitativo y justo.  


Bibliografía.
www.elnuevodía.com. (12 de Diciembre de 2011). Un país bajo la bota del narcotráfico. Puerto Rico.

domingo, 6 de noviembre de 2011

Regresa la amenaza del servicio militar obligatorio estilo Honduras


Carlos Roberto Pineda


Durante muchos años los jóvenes hondureños tuvieron que vivir una pesadilla propiciada por un Estado preocupado por la seguridad nacional, entendida como el mantenimiento del orden establecido ante la amenaza del comunismo internacional.

Jóvenes corriendo por las calles. Muchos eran reclutados saliendo del cine o de los centros comerciales, incluso del colegio o la universidad. En la parada de los buses. La escena era triste. Era una relación desigual. Por un lado, jóvenes con deseos de divertirse y ser libres. Por otro lado, militares (verde olivos o “moteados”) se daban a la tarea de realizar una cacería humana, a través de trampas, escaramuzas y otras tácticas de guerra. Así eran tratados los jóvenes, menos que seres humanos.

Familiares con algún contacto, influencia y cierto esfuerzo lograban sacar del Batallón a sus hijos. Los más pobres y los sin “conectes” quedaban a merced de cabos, sargentos y coroneles con actitud fascista. Un joven civil no valía nada. Pero una vez convertido en recluta dentro del cuartel, valía menos. Inicialmente, eran sometidos a intensos interrogatorios para conocer sus redes de contactos e influencias. A los jóvenes, se les aplicaba una técnica denominada sociograma. Pero eso era lo menos. Lo pesado eran las “troleadas” que le daban a los reclutas, durante dos años.

Hay quienes, por razones ideológicas, ignorancia, ingenuidad o simple repetición de lo que otros dicen, creen que el servicio militar obligatorio debe regresar, porque su eliminación trajo como consecuencia el incremento de la delincuencia en el país. 

Desconocen que muchos delincuentes, de toda índole, fueron primero miembros del ejército. Preparados para enfrentar otro ejército, en una guerra. A la vez, que para enfrentar posibles guerrillas revolucionarias. En la década de 1980, el ejército tenía unidades especiales, entre otras, el 3-16 y el G-2. Asesinaron o desaparecieron a dirigentes populares: campesinos, sindicalistas, estudiantes universitarios, defensores de derechos humanos, y la lista sigue. Según recuentos, en esa época, más de 700 personas fueron desaparecidas de manera forzosa por razones políticas. Los culpables aún están sueltos. Huyeron del país o se convirtieron en empresarios, en políticos o en asesores de varios gobiernos. Como en el gobierno de facto de Roberto Micheleti, entre junio de 2009 y enero de 2010. Lo más probable, es que actualmente sigan siendo asesores.  

No hay que caer en la trampa. Los llamados recientes que ha realizado la cúpula militar, algunos políticos y voceros del sistema, a través de los medios de comunicación, preparan el ambiente de aceptación suficiente para incidir en el Congreso Nacional y lograr la aprobación del servicio militar obligatorio, eliminando el servicio militar voluntario educativo.

Si eso sucede, nuevamente las familias más pobres y sin contactos verán a sus jóvenes encerrados en verdaderos guetos (centros de detención nazis). Serán sometidos a tratos crueles, aunque la mayoría sobrevivirá. Es decir, probablemente, sólo mueran unos pocos, porque no les convendría dejar “desprotegida” a la nación de las amenazas internas o externas. Se dirá que es para defender la patria de cualquier intromisión extranjera o rebelión de una parte del pueblo.

En la actualidad los reclutas, con el servicio militar voluntario, acceden con mayor facilidad a servicios educativos en todos los niveles, aunque siempre adoctrinados con una ideología anticomunista.

El ejército y los políticos del Imperio Romano, tenían un dicho: Si vis pacem, para bellum (Si quieres la paz, prepárate para la guerra). Pero Honduras no es Roma. No somos un Imperio. Aunque tenemos grandes riquezas naturales e históricas y un pueblo que cada vez tiene mejores aspiraciones; se muestra más crítico y se rebela ante los malos gobiernos. Sin embargo, somos uno de los países más violentos y corruptos del mundo, en medio de mucha pobreza. Mantener un ejército, resulta muy costoso. Y el resultado, en tiempos de crisis social y política, es una represión sistemática.

Durante y después del Golpe de Estado de 2009, los militares mostraron su verdadera cara. Son represivos y su actuación es ideologizada, por sus propios intereses y por estar al servicio de una élite que ha dirigido el país por treinta años.

Para justificar su existencia, los militares quieren cualquiera de dos asuntos: el servicio militar obligatorio o la posibilidad de ser ejército y policía a la vez (Policía Militar). Con cualquiera de las dos opciones salen ganando. Sin embargo, una o ambas, entre otras consecuencias, traería un aumento en las violaciones a los derechos humanos.

Las Fuerzas Armadas quieren incrementar su poder al pedir que se les de la atribución de ejecutar capturas, cateos y allanamientos, argumentando la amenaza del narcotráfico. Esas han sido funciones de la policía nacional, que en los últimos días han mostrado lo que son en esencia. La corrupción y acciones delincuenciales de la policía, le dará al ejército mayores posibilidades de lograr sus propósitos: incorporar a sus atributos las funciones de la policía; mejorar su imagen pública y, a mediano plazo, incrementar sus filas a través del servicio militar obligatorio.

Ante esa escena, y real posibilidad, qué hacer entonces. Tres estrategias para pensar y realizar: 1) Una movilización social, liderada por asociaciones de mujeres, asociaciones de estudiantes y sociedades de madres y padres de familia, en contra del servicio militar obligatorio; 2) Lograr la convocatoria a un plebiscito para decidir sobre la aprobación o desaprobación del servicio militar obligatorio; 3) Iniciar el debate y movilización en contra de la existencia del ejército nacional.  

Toda esa movilización nos mantendrá ocupados y distraídos por mucho tiempo. Pero hay que hacerlo. Sin embargo, lo mejor sería luchar por cambios profundos en el sistema político. Algo que asegure, de una sola vez, la concreción de las aspiraciones de mejores condiciones de vida para el pueblo hondureño.

Hay que seguir analizando, proponer respuestas y movilizarse en contra del restablecimiento del servicio militar obligatorio y, la consecuente, violación de los derechos de los jóvenes. No obstante, debemos comprender que los objetivos generales del estamento militar son el mantenimiento de su bienestar y la legitimidad y funcionamiento de la democracia liberal o electorera. Este último, a través del control social interno de cualquier movimiento popular que amenace el sistema político y el rechazo militar de alguna agresión extranjera, desde luego, con la expectativa de respaldo de su aliado permanente: Estados Unidos.

domingo, 25 de septiembre de 2011

Crisis de los partidos políticos y nueva cultura política en Honduras

Carlos Pineda
http://sersocius.blogspot.com


El panorama político en el país es crítico. Entre otros elementos, esa crisis se manifiesta en los partidos políticos legalmente inscritos. Estos buscan desesperadamente renovarse, para parecer partidos modernos, útiles e integrados, que les permita atraer un mayor número de simpatizantes en el próximo proceso electoral.

Con el golpe de Estado, hace más de dos años, inicia una nueva crisis de los partidos políticos a la par del surgimiento de una nueva cultura política, coexistiendo con otra u otras. En la realidad actual, entonces, hay varias culturas políticas.

El Frente Nacional de Resistencia Popular (FNRP), desde un inicio, se convirtió en una fuerza social que exigió y sigue exigiendo cambios en la estructura jurídico-política del país, con el fin de satisfacer las necesidades y aspiraciones de la mayoría de la población. Las movilizaciones, y muchas otras acciones realizadas, tuvieron un impacto significativo en la conciencia de las y los hondureños, generando nuevas prácticas, actitudes, percepciones e imaginarios políticos. Una cultura política fue construida, modelando de esta manera la historia política de Honduras.

Actualmente proliferan las candidaturas políticas dentro de los partidos tradicionales, el nacional y el liberal. Los restantes partidos políticos, Democracia Cristiana, Innovación y Unidad Social Demócrata y Unificación Democrática, preparan sus plataformas políticas. Pero estos, juntos, sólo alcanzaron el 5.4 por ciento de los votos para presidente en la última elección (TSE, Tribunal Supremo Electoral, 2009).

Estos partidos pequeños, se han integrado conscientemente al gobierno de Porfirio Lobo Sosa, del Partido Nacional, precisamente como estrategia de sobrevivencia y como un intento de sostener o evitar la transformación del sistema político, porque les favorece.

Los partidos políticos, que teóricamente representan proyectos ideológico-políticos nacionales, derivaron de facciones. Varios críticos dicen que algunos partidos políticos actuales son realmente facciones políticas, porque representan intereses personales y no a sectores sociales.

El término facción fue visto negativamente hace más de doscientos años. Giovanni Sartori, identifica una cita textual de Voltaire, cuando éste escribió en la Enciclopedia: “El término partido no es, en sí mismo, odioso; el término facción siempre lo es” (Sartori, 2005). Antes de la revolución francesa esa expresión iba a representar el inicio de un cambio importante del mecanismo de la representación política.

Hoy en día, como en otros momentos, el término partido político genera rechazo en gran parte de la población. Como realidades o estructuras sociopolíticas, están en crisis. Y como respuesta, sus representantes buscan reorganizarlas cuanto antes, a costa de perecer y perder sus privilegios y poder.

Los partidos políticos, como organizaciones políticas que aglutinan una población particular, están en franco retroceso. Ya no gustan, ni simpatizan. Están en decadencia. Suelen representar grupos de intereses y no expectativas sociales para la transformación del país.

Para las personas que no se involucran en actividades políticas, los partidos políticos “no sirven para nada”. Los políticos pragmáticos o realistas dicen que “los partidos son un mal necesario”. Los políticos de oficio, que “no hay otra manera de participar políticamente”. Y muchos analistas políticos, por el contrario, argumentan que los partidos están en crisis de legitimidad y que deben renovarse para ser aceptados porque son el único mecanismo por el que el sistema político puede existir.

Al dar un vistazo a los resultados electorales en Honduras desde 1981, hasta la última elección de noviembre de 2009, se observa un decreciente interés para el ejercicio del sufragio. La proporción de la participación electoral, respecto al padrón electoral, se ha movido desde un 78 a menos del 50 por ciento. “Obsérvese que el abstencionismo electoral en Honduras ha oscilado entre el 22% en 1981 y más del 50% en 2009. Las causas de esta tendencia son múltiples e incluyen: cierta fatiga electoral, algún grado de escepticismo, rechazo a las candidaturas existentes y principalmente la masiva emigración de ciudadanos hondureños hacia el exterior desde la década de 1990” (Avila, 2010) .

Situación distinta sucede en países de América del Sur, donde hay una mayor motivación por la participación electoral. En varios de esos países, donde ha habido rebeliones o levantamientos populares, se ha renovado el interés por el ejercicio del sufragio. En algunos países como Perú, la participación electoral casi siempre es alta, porque el sufragio es obligatorio y forzado. Se multa a quienes no lo ejercen.   

En el Salvador, más cercano en Centro América, donde el Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN), un partido de izquierda y anterior guerrilla, disputó y ganó a la derechista Alianza Republicana Nacionalista (ARENA). El hecho que un partido de izquierda tuviera posibilidades reales de ganar en las elecciones presidenciales de marzo de 2009, con un candidato de centro izquierda, provocó una afluencia importante a las urnas, como producto de la polarización ideológica de la sociedad. En ese año, el abstencionismo electoral en el vecino país fue del 39 por ciento, aproximadamente.

En Honduras, ¿Acaso la incursión del Partido Libertad y Refundación  (Libre), en la disputa electoral del poder político hará revivir los ánimos cívicos de ejercer el sufragio?. Es probable que así sea. Libre, es el órgano partidario del Frente Nacional de Resistencia Popular. Aglutina diferentes fuerzas políticas y simpatizantes que han venido de otros partidos políticos o que no votaban. La inscripción legal de este partido es inminente.

La relación lucha popular y participación electoral no ha tenido buen suceso en el país. Baste recordar que algunos partidos políticos se inscribieron en otro momento manifestando representar a sectores populares, pero con el trascurrir del tiempo traicionaron a sus bases.

Pero vivimos una coyuntura particular, el del fracaso y crisis de los partidos políticos. Quizás la mayor crisis de los partidos políticos en Honduras en toda su historia. El 28 de junio de 2009, establece una ruptura. Marca un antes y un después de los partidos, del sistema electoral y de la cultura política hondureña. Los primeros dejan ver sus verdaderas prácticas e intereses, a través de sus fachadas ideológicas. El sistema electoral, pierde legitimidad. Y la cultura política se bifurca, creando una opción alternativa hacia el cambio social.

Como medidas para evitar el colapso del sistema electoral, elemento fundamental en las democracias representativas, el Tribunal Supremo Electoral presentó al Congreso Nacional el Proyecto de Ley para la Participación Política Electoral, con la que busca promover la educación cívica electoral para mejorar los conocimientos, habilidades, destrezas y actitudes de las y los ciudadanos que participan en los procesos electorales. Entre otras intenciones y acciones que la nueva Ley brindaría, se identifican las siguientes: 1) Asistencia técnica y logística para la elección de los gobiernos escolares, estudiantiles y universitarios. 2) Replicas del proceso electoral con la niñez, simultáneas al proceso general. 3) Se asegura la paridad de la participación de la mujer en las nóminas pares (TSE, Tribunal Supremo Electoral, 2011).

La cultura política no se construye sólo por Ley. Es un producto del devenir histórico. De las contradicciones sociales, políticas e ideológicas. De las prácticas y consecuencias de los gobiernos y los partidos políticos. Y de las expectativas y luchas de los pueblos.

A pesar de la profunda crisis de aceptación, antidemocracia, ineficacia y fragmentación, los partidos políticos en Honduras parecen tener muchos años más de vida. Si el contexto les favorece, en los próximos años se verán fortalecidos y renovados.

Para seguir existiendo, los partidos no deben tener solamente un cambio de discurso o ideario, como lo hizo el Partido Nacional con la integración al Humanismo Cristiano, lo cual fue celebrada por el Partido Demócrata Cristiano. Les hace falta materializar esos ideales en la práctica para atraer más militantes o simpatizantes.

En una investigación realizada por el Centro de Documentación de Honduras en 2004, se dijo lo siguiente: “Pareciera que los partidos políticos van siempre a la zaga de la realidad nacional e internacional y que se insertan en los procesos de cambio porque esa es la tendencia, pero no asumen su papel de protagonistas y, por lo tanto, de promotores de los cambios que el país necesita.” (Equipo de Investigación del CEDOH, 2004).

Allí mismo se reconocía una crisis de identidad y una crisis ideológica, en vista de que los partidos políticos cada vez se parecían más entre sí. Actualmente, sólo encontramos algunas diferencias ideológicas entre los partidos, pero su práctica política los hace muy similares. Es decir, aunque exista un tenue espectro político, lo ocultan con sus actuaciones. En realidad quienes actúan son los políticos dirigentes y militantes. Los partidos políticos no son estructuras que piensan o se dirigen solas, son representadas y dirigidas por personas.

Los partidos políticos tienden a transformarse en tiempos de mayor crisis económica, social y política, aunque rápidamente terminan decepcionando al electorado. A pesar de su crisis permanente, y su agudización en ciertos momentos de convulsión social y política, no podemos arriesgarnos a decir que estamos a las puertas del fin de la historia de los partidos políticos.

Desde hace varias décadas, diversos estudios entraron en el debate sobre si los partidos políticos están en declive o, por el contrario, tienen la capacidad de adaptarse y renovarse de vez en cuando. Lo cierto es que ninguna institución social y, a la vez, política ha existido siempre. El cambio es la constante de la historia de la sociedad. La realidad social es dialéctica.

En ese sentido, los partidos políticos a pesar de sus constantes renovaciones tenderán en el futuro a desaparecer, transformarse o ser suplantados por otra forma de asociación. La nueva cultura política incidirá en ese proceso contradictorio de generación de alternativas políticas, expresadas a través de la emergencia de nuevas organizaciones políticas.

Bibliografía:

1.       Avila, C. F. (2 de Febrero de 2010). http://alainet.org/active/35915. Recuperado el 25 de Septiembre de 2011, de http://alainet.org
2.       Equipo de Investigación del CEDOH. (2004). Democracia y Partidos Políticos en Honduras. Tegucigalpa: Centro de Documentación de Honduras.
3.       Sartori, G. (2005). Partidos y Sistemas de Partidos. Madrid: Alianza Editorial.
4.       TSE. (22 de Diciembre de 2009). Tribunal Supremo Electoral. Recuperado el 20 de Septiembre de 2011, de http://www.tse.hn
5.       TSE. (Agosto de 2011). Tribunal Supremo Electoral. Recuperado el 10 de septiembre de septiembre de 2011, de http://www.tse.hn